“Vikingo” y Diego, un par de amigos unidos por la vida

La historia de un pequeño con Diabetes 1 y su perro de servicio
Por Víctor Hernández Luna
Alerta de hoy, hora: 15:30, glucosa: 50. ¡¡¡Gracias vikingo!!! ¡¡¡Ahora disfruta de tu pelota, te la mereces!!!!
Esa es la forma en que opera “Vikingo”, olfatea a Diego, sigue con Sara, madre del pequeño, huele a quienes estén a su alrededor, regresa a olfatear a Diego, si detecta una baja de azúcar en el organismo del pequeño de 10 años, ladra e inmediatamente Diego es atendido.
Este es su trabajo las 24 horas del día aunque no lo sepa, y Diego asume a “Vikingo” como su amigo, su protector, su guardián, quien lo ha salvado continuamente, porque no es cualquier perro, se trata de un perro especial entrenado para notar las bajas de glucosa en su compañero.
Diego es un chico inquieto, propio de su edad, 10 años, quien ha aprendido más de la vida que muchos. Él sabe lo que pasa en su cuerpo y asume esa responsabilidad todos los días desde hace dos años. Padece de Diabetes tipo 1.
Sara Tabares, explica que el 17 de enero del 2013, notó algo raro en su pequeño hijo, una incontinencia urinaria cuya atención inmediata logró detectar el padecimiento actual, cuya aceptación ha sido un proceso largo, para ella, Eduardo González su esposo, para toda su familia.
Es una batalla continúa, explica Sara, mantener las lecturas de glucosa cada dos horas, y eso significa pincharse los dedos en cada muestra, estar pendiente de lo que come, de lo que hace, inyectar insulina según lo consumido, buscar las agujas más delgadas para evitar tanto dolor, mantenerse atento por las noches, son actividades abrumadoras para Diego.
El aprendizaje ha sido constante con la búsqueda de métodos más precisos para detectar los niveles de glucosa en la sangre de Diego, realizar estas mediciones en la noche aun cuando duerme y que para el pequeño es como un sueño recurrente el ver a sus padres inyectando la insulina para mantener los niveles de glucosa.
Fue precisamente en esa búsqueda, con las constantes hipoglucemias de Diego, niveles de glucosa muy bajos ocasionadas por exceso de insulina o por razones desconocidas, llevó a los padres de Diego, a Sara y Eduardo, a estar en vela por las noches, trabajo que realizan a la fecha pero con el respaldo de “Vikingo”.
“Vikingo”, una historia desde abajo
Sara Tabares relató, que a fin de buscar métodos menos invasivos para detectar los niveles de glucosa en la sangre de su hijo, aparte del glucómetro con el uso de agujas para perforar la fiel, encontraron el indicio de la Fundación Bocalán en México, para conocer el tema de los Perros de Servicio.
Fue a través de múltiples llamadas de Sara, de la búsqueda incansable para lograr una mejora dentro de la nueva vida de Diego, que halló esta fundación y tras varios intentos y la coincidencia que hallaron a “Negro”, un perro de la calle, sin pedigrí, sin familia pero con muchas cosas especiales como su olfato, su constante actividad y algo muy especial, su lealtad.
“Negro” inició su entrenamiento, en las instalaciones de Bocalán, y claro, en Cozumel donde cambió su nombre a “Vikingo”.
A partir de su llegada a la isla inició otra fase en su entrenamiento con el pequeño Diego, esto mediante la familiaridad de las muestras de glucosa a sus capacitadores para dotar a “Vikingo” de su principal objetivo y poco a poco a determinar los momentos en que su amigo requiere de atención inmediata.
Aunque nadie sabe a ciencia cierta qué detectan los perros de emergencia o servicio, en los pacientes con diabetes 1, se tiene hasta un 95 por ciento de precisión para ello.
En todo el mundo se cree que existen de 50 a 70  perros de emergencia en atención de diabéticos, no obstante es importante reconocer que hasta el momento “Vikingo” es único y muestra de lo que es capaz, al velar por la salud de Diego.
La adaptación para la familia González Tabares, ha sido gradual al padecimiento de su pequeño, y también a la llegada de su perro de servicio que más que eso, ahora es parte de su núcleo familiar.
“Vikingo” acompaña a todos lados a Diego. A la escuela, en los vuelos, a restaurantes, al supermercado, en viajes. Aun cuando fue un poco complicado dada la falta de cultura de los perros de servicio en sitios como Cozumel, en muchos establecimientos es aceptado y se mantiene muy cercano a su misión.
Constancia y disciplina
Dos años han pasado a partir del diagnóstico, dos años que han sido agotadores para toda la familia, pero que, han sido de enseñanzas, de aprendizaje, fortaleza y tenacidad, y sobre todo, de mucha disciplina, principalmente para Diego.
La madre de este pequeño guerrero, Sara, explicó que es difícil pensar en que un hijo pueda tener una enfermedad incurable, y cuando la tiene, como ocurrió con ellos, haces hasta lo imposible porque esté bien, por buscar sino una cura, hacerle más llevadera su vida dentro de la normalidad.
Reconoce que existe poco apoyo para los pacientes de diabetes tipo 1, esto porque el 90 por ciento de los esfuerzos y medicamentos están enfocados hacía los enfermos de diabetes tipo 2, que son más y de quienes se sabe cómo se desarrolla el padecimiento – para la diabetes 1 no se sabe la causa -, y esto es a través de los malos hábitos alimenticios, la falta de actividad física y otros factores que llevan a adquirir esta enfermedad.
Existen muchos niños que tienen diabetes 1 y sus padres no saben o no tienen como sustentar los medicamentos, mantener las muestras constantes requeridas para saber sus niveles de glucosa, y esto por la falta de recursos para poder gastar entre mil 500 a mil 800 pesos mensuales únicamente en las muestras de glucosa, una cada dos horas,  a través de un glucómetro que usa una bandita reactiva.
Por eso junto a su familia colaboran en llevar el mensaje de prevenir la diabetes tipo 2, para así lograr una reducción de enfermos y lograr poner la mirada en pacientes en vulnerabilidad con diabetes tipo 1, además de la intención de crear programas con gobiernos para llegar a este sector, y del que han iniciado al acercarse con el DIF Cozumel.
La lucha es diaria, explicó, y a medida que se vaya aprendiendo del padecimiento y se tenga disciplina como la adquirida con Diego y su inseparable “Vikingo”, es como se puede llevar una vida normal.
Diabetes
En Cozumel se carecen de cifras precisas sobre la cantidad de personas que padecen diabetes, y aún más preocupante, se carece de la cantidad de niños que tienen esta enfermedad, sin embargo instancias médicas aseguran que al menos el 40 por ciento de la población en la isla tienen el riesgo de padecerla.
La Encuesta Nacional de Salud 2012 establece que 6.9 millones de mexicanos tienen diabetes, el 9.2 por ciento de la población. En Quintana Roo se estima se tienen 950 mil personas con diabetes, según datos del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI).

Reportaje publicado originalmente en la Revista FusiónQ del mes de febrero del 2015.




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