Por Víctor Manuel Hernández
Luna
En 1848, según lo señalan
algunos autores, y antes de finalizar el primer semestre, la antigua Cuzamil
recibía a decenas de refugiados de la guerra social iniciada apenas un año
antes en toda la Península de Yucatán y conocida como Guerra de Castas.
Ya desde antes, la ínsula tenía
algunos moradores. El pirata “Molas”, había llegado varios años atrás, según el
relato de Stephens y Caterwood, donde se define la distribución de los pocos
pobladores en el sitio y la del rancho Santa María, hoy el poblado de El Cedral,
Antonio Albino y otros.
A nivel nacional, la
situación social de la época era deprimente. A principios del siglo XIX, la
situación de la gente del campo estaba sujeta aun a provisión de los ciclos
agrícolas, existía un problema de salud pública ante la ausencia de sistema de
drenaje en los pueblos y aun en las grandes ciudades, la situación variaba
únicamente en la forma de conseguir los alimentos.
Tras la guerra de
independencia, la situación en el pago de impuestos y derechos cambió en la
instancia a quien era entregado el recurso. El resto de la vida diaria era
similar al de la colonia.
A mediados del siglo XIX, a
raíz de la invasión de los Estados Unidos de Norteamérica (1846-1848),
perdiendo parte del territorio de México, y con una situación complicada en la
misma separación de Yucatán y Campeche, surgió un conflicto social en el
sureste, denominado Guerra de Castas.
Los descendientes mayas,
encabezados por los caciques, Cecilio Chí y Jacinto Pat, conquistaban pueblos a
través de la lucha armada buscando liberar a su pueblo de la opresión
latifundista de los blancos.
Varios episodios, se dice,
fueron parte del repoblamientos de las islas como Isla Mujeres y Cuzamil: como
el de Sabán, al sur de Tihosuco, de donde surge un joven llamado Casimiro
Cárdenas, personaje principal de las fiestas en honor a La Santa Cruz en el
poblado de El Cedral.
Muchos de estos inmigrantes,
arribaron vía marítima – sin conocerse la ruta exacta – a la Isla de Cozumel,
donde se fundó el rancho de “San Miguel”.
Michel Antochiw y Alfredo
César Dachary, en su libro “Historia de Cozumel” – CONACULTA 1991 -, destacan
en una cita del Registro Yucateco que: “sus aguas abundan en exquisitos y
variados peces, en cahuamos, tortugas y careyes que explotan anualmente por los
meses de marzo y abril, no sólo los pescadores de la costa de Yucatán, sino
también los de Belice y Honduras y algunos de Providencia en Bahama. Los
bosques del interior de la isla abundan en hermosos cedros, zapotes, jabines,
guayacanes y ébanos…”, evidenciando los recursos naturales con los que contaban
los repobladores.
Por su parte, el cronista
vitalicio de Cozumel, Velio Vivas Valdés en “Travesía por la Historia de
Cozumel” – Ayuntamiento 2008 -, señala que “la tradición recuerda a veintiún
jefes de familia, aunque posiblemente eran más, pues un censo levantado en
enero de 1850 consignó a poco más de trescientos habitantes adultos”, acotando
el repoblamiento de la isla.
Ya para 1849, apenas un año
y meses de haber sido fincado el rancho de San Miguel, el 21 de noviembre, el
Congreso yucateco, entregó un decreto en el que se erigió a calidad de pueblo
este asentamiento. Documento firmado por el entonces gobernador de Yucatán,
Miguel Barbachano.
Gabriel Aaron Macías, en “La
Península Fracturada”- CIESAS 2002 -, establece que tras el decreto de 1849,
los repobladores de Cozumel recibieron extensiones de tierra ejidal por cinco
mil varas castellanas, que, según afirma el autor, no fue del todo aprovechada
por los habitantes de esta isla, ya que no todos titularon sus propiedades tras
cinco años de poseerlas y con el pago de una cuota como lo establecía el decreto.
La extensión de tierra, a
equivalencia del sistema métrico decimal, era de 25.5 metros por casi 42 metros
a cada familia.
La extensión del entonces
pueblo San Miguel se extendía desde lo que actualmente se conoce como la quinta
y décima avenida entre la calle 2 norte y Adolfo Rosado Salas, comprendiendo,
destaca Vivas Valdés, que el área costera era protegida aun por una parte de
vegetación para ocultar el desarrollo del pueblo de los mayas rebeldes.
El Decreto, en su artículo
primero, precisa que “Se erige en pueblo el Rancho San Miguel, situado en la
costa occidental, de la Isla de Cozumel, procurándose que su población se
extienda hacía el puerto… Artículo 2.- Este pueblo pertenecerá al partido de
Tizimin”, mientras en el cuarto se define la entrega de tierra y las
condicionantes para titularla acudiendo a la autoridad.
El mismo decreto reconocía
los derechos de los repobladores a quienes llegaran a avecindarse, aunque
pasado un año de habitar la isla y acreditar legalmente la libertad de toda
obligación pública y particular.
El gobierno entonces, se
veía obligado a instaurar una escuela de primeras letras y un alcalde que
fungiría como vigía y cuya responsabilidad, cayó en José Francisco Rosel a
partir de 1850. Así también se decretaba el nombramiento de un administrador
espiritual, en este caso de Doroteo Rejón.
Sin embargo, el mismo
decreto indica algunas prevenciones, estableciendo que ninguno de los
pobladores podía salir de la isla sino por diligencia propia obteniendo un
pasaporte de hasta seis meses; impedía el asentamiento de extranjeros sin
licencia del gobierno y otros puntos propios de la organización y trazado de
calles.
Y es que como destaca Michel
Antochiw en “Cozumel, padrones y poblamiento” – Fundación de Parques y Museos
de Cozumel, 1998 – “La isla, sin embargo sólo había sido un refugio provisional
para muchos y algunos pronto se embarcaron de regreso para el continente. Para
evitar el peligro de un nuevo despoblamiento, las autoridades estatales
ofrecieron ciertas ventajas para aquellos que se arraigaran permanentemente en
la isla”.
El Cronista de Valladolid,
Yucatán, destaca en un artículo para la Revista Pioneros, en mayo del 2013, que
“En 1867, se establece el Registro Civil en
Cozumel, en el primer libro de nacimientos, en el acta No. 3 del 28 de
diciembre De 1867 se registra a Miguel Vivas, Hijo de Manuel Modesto Vivas, de
Chemax (de origen vallisoletano) y de Clemencia Martín, de Cozumel (de origen
vallisoletano). y en el primer libro de actas de defunción el acta No 3 del 8
de mayo de 1868. En este primer libro de actas de nacimiento se encuentran
diversas familias vallisoletanas registrando hijos: Eligio Godoy y Luisa
Villanueva; Luis Fernández y Ma. Catarina Pérez; Gregorio Martín y Asunción
Aguilar; Manuel Coronado y Justa Coral; Casiano Arceo y Dionisia Aguilar; José
Coral (Chemax, Valladolid) y lucía Heredia.”
En sus
inicios como pueblo, Cozumel tenía basada su actividad económica en la
agricultura, la pesca y el comercio, éste último, se dice, a través de
relaciones comerciales con Cuba.
No
obstante, las islas, Isla Mujeres y Cozumel, en sí la mayor parte del
territorio de Quintana Roo, no tenía la máxima atención de Yucatán,
particularmente, indican Antochiw y Dachary, por ser un “lugar insano,
peligroso para la salud e inseguro. El territorio […] nunca estuvo favorecido
por el pensamiento de los españoles ni posteriormente de los yucatecos y el
resto de los mexicanos”.
Esa misma
idea prevalecía aun a finales del siglo XIX y principios del XX, aunque fue a
partir del siglo pasado, cuando se pudo ver el potencial de Cozumel, primero en
la copra y luego en el chicle, actividades que pusieron a la isla en un plano a
nivel nacional e internacional.
Fue en los
años 20’s del siglo XX, cuando el turismo empezaba a dar sus primeras muestras
con el establecimiento de hoteles y la escala de un vuelo entre Miami y la
América Central, y la visita de Charles Lindberg, piloto del “Espíritu de San
Luis” en 1929 (Vivas Valdés, 2008).
En 1928 ya
existía un hotel de nombre el “Gran Hotel Louvre”, a principios de los años 30,
el “Hotel Yuri”, a mediados de la misma década el “Hotel Playa”, en 1957 el
“MayaLuum” y ya para 1968 ya contaba con visitas del crucero “Ariane”y
en 1974, el crucero “Bolero”.
Esta es la historia de un
pueblo llamado “San Miguel de Cozumel”, nombre que mantuvo hasta 1975 cuando se
erigió el Estado Libre y Soberano de Quintana Roo, integrado por siete
municipios, uno de ellos el actual Cozumel. El resto de la historia es más que
conocido.
Comentarios
Publicar un comentario