Cruceros, pasado y futuro en la economía de Cozumel



Por Víctor Hernández Luna


Cozumel, según algunos investigadores de la historia y del turismo en esta isla del Caribe Mexicano, desde 1968 ya contaba con visitas del crucero “Ariane”. En 1974, el “Bolero”, continuaba con una industria hasta ese entonces poco conocida en esta parte del territorio mexicano: el turismo de los llamados hoteles flotantes.

Este segmento aportó en su momento las bases para sumar otra dinámica de atraer visitantes al destino además del buceo, generando una derrama económica extra que a la larga se convertiría en la principal fuente de capitales de la isla.

Durante décadas, esta dinámica continuó aportando cambios fundamentales para la sociedad y el resto del país que ya veía al turismo como una fuente de divisas, y creaba en el norte de Quintana Roo en 1972, el Plan Maestro de Cancún a cargo del entonces INFRATUR, hoy FONATUR.

La Riviera Maya, conocida hasta ese entonces como parte del municipio de Cozumel, era aún una región de villas y pequeños complejos rústicos donde acudían vacacionistas para disfrutar del mar azul y en contacto directo con la naturaleza.

Estas fueron los principales atractivos de Cozumel, que después de haber proliferado como una comunidad coprera y tras el auge del chicle, estaba iniciando con la industria turística a través del buceo y fortalecida con la llegada de turismo vía cruceros.

Los tiempos eran lo óptimos para ser esta isla un destino ideal dentro de la ruta de esta industria, aprovechando la poca cantidad de cruceros en el mundo hacía destinos de otras regiones.

Los años transcurridos dieron pauta al desarrollo de los viajes a bordo de embarcaciones con todos los servicios. Muchos destinos en el Caribe se abrieron y empezaron a ser una competencia directa de Cozumel, y así a varios años, el resto del mundo se sumó a esta carrera.

En sus inicios la actividad turística iniciada con el “Ariane”, atrajo más embarcaciones, la mayoría provenientes de Rusia, España y Francia, según se destaca en un estudio realizado para la UQROO por parte de Claudia Inés Martínez, denominado “Configuración

territorial del turismo en las costas de la isla de Cozumel”, donde además precisa algunas cifras iniciales de esta actividad.



La autora describe que el desembarque de los pasajeros se efectuaba a través de “tenders”, mientras que para 1980 la creciente actividad marítima, llevó a la construcción del conocido muelle Internacional, que, según las estadísticas dentro de este estudio, en “1982 arribaron 313 navíos, y a finales del decenio, en 1989, fueron 496 los barcos que visitaron Cozumel”.



Siguieron la construcción de dos muelles que ampliaron la recepción de cruceros: Puerta Maya entre 1993 y 1996 y Punta Langosta en 1997.



Para la segunda mitad de la década de 1990, la actividad turística vía crucero representaba el 80 por ciento de la derrama económica y el 20 por ciento restante el turismo de pernocta, particularmente por el crecimiento de Cancún y el desarrollo de la Riviera Maya.



En el 2000, arribaron más de millón y medio de pasajeros a bordo de 882 cruceros, y para 2005, año en que el huracán “Wilma” causó daños considerables en la infraestructura portuaria, arribaron mil 124 cruceros con 2 millones 500 mil pasajeros, para que en 2006 bajara a 989 embarcaciones con dos millones 300 mil personas.

Las estadísticas de la Administración Portuaria Integral de Quintana Roo (APIQROO), arrojan que en el 2013 se recibieron 894 cruceros con dos millones 751 mil 178 pasajeros, en el 2014 mil 108 navíos con tres millones 404 mil 408 vacacionistas, y hasta el mes de agosto de este 2015 se tenían dos millones 303 mil 459 pasajeros.

Los retos para Cozumel son variados, desde la apertura de Cuba, a la competencia y reinvención de otros destinos del Caribe, y para lo cual se trabaja en forma. Y es que el turista promedio que desembarca en la isla, permanece un promedio de 9 horas y gasta hasta 90 dólares.

Michael Ronan, vicepresidente para Latinoamérica, el Caribe y Asia de Royal Caribbean International, acertó en una entrevista a medios de Cozumel, que la ínsula es un destino maduro, sin necesidad de reinventarse pero sí de vigilar y mejorar la calidad de sus servicios.

Y es cierto, tomando en consideración la competitividad de islas y puertos dentro del mismo Caribe que ofrecen algunas similitudes en atractivos turísticos y diversidad en estos, no obstante que Cozumel cada vez ofrece mayores beneficios para sus visitantes.

“Cozumel es un destino maduro pero no puede decir que está bien, porque desde el momento en que diga estar bien, en ese momento estará perdiendo”, sentenció Michael Ronan.

En este 2015, la naviera Pullmantur reactivó las operaciones de 2010, al tomar a Cozumel como puerto de embarque en una ruta donde incluía a Islas Caimán, Puerto Progreso en México, Belice y Roatán en Honduras; abriendo las posibilidades de incrementar en 2016 de dos a seis meses su estadía en el puerto cozumeleño, según las negociaciones.

La apertura de Cuba, ha sido tema polémico sobre la competitividad e incluso superación en detrimento de Cozumel, dada la novedad y el interés por visitar la nación comunista con miras a una apertura económica al mundo.

Ercé Barrón Barrera, director de la APIQROO, señaló que esto no representará una competencia directa para Cozumel, no obstante que se buscará negociar con las principales navieras, el incluir a la ínsula mexicana, dentro de las rutas a crear.

En este mismo tenor, el presidente municipal de Cozumel, Fredy Marrufo Martín, indicó la ventaja competitiva de la isla en comparación de Cuba, principalmente en la experiencia en la prestación y calidad de los servicios y cuya cercanía con esta isla y la Florida representan la posibilidad de estar en la misma ruta.

La diversidad comercial será fundamental para el destino al considerar ofrecer precisamente productos que diferencien al resto de los puertos donde arriban los cruceros, y mejor aún, la negociación con las principales navieras para lograr atraer a un turismo de crucero con mayor poder adquisitivo.

Estos son el panorama de una isla que ha fincado su desarrollo económico con la llegada de los cruceros, estos barcos cuya derrama económica prácticamente sustenta a sus habitantes y trata de compensas los gastos de su recursos naturales ofrecidos.

La moneda está al aire, el futuro está a la mano. El crecimiento es evidente, la madurez es clara, ahora sólo falta crear el plan para seguir manteniendo esta buena temporada.

Publicado en FusiónQ, octubre del 2015

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